Compañeros de piso by Rosie Danan

Compañeros de piso by Rosie Danan

autor:Rosie Danan
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-84-19650-57-3
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2023-06-07T00:00:00+00:00


Capítulo 20

Clara Wheaton ya había sentido bastante vergüenza en su vida. Se había caído por las escaleras delante de todos los de su clase, había usado el pronombre francés equivocado al dirigirse a un nativo, y una vez había gritado por accidente «abortar» cuando se topó con un exnovio en una bodega de Manhattan. Después de haber soportado todo eso, decidió no dejar que sus «prácticas de salón» con Josh arruinaran el extraño vínculo innombrable que compartían.

Lo necesitaba. Ahora tanto profesional como personalmente. Se limitaría a volver a trazar los límites entre ellos. «Sin daño, no hay delito». Probablemente, sería buena idea dejar de rescatar los recuerdos de él tocándose. Solo era una propuesta.

En un intento desesperado por volver a su zona de confort y conocer a los intérpretes y el equipo que habían contratado durante el transcurso de la semana, Clara convenció a Josh para hacer una barbacoa en el patio trasero de Everett.

Las fiestas en casa eran una habilidad arraigada en las mujeres Wheaton, prácticamente desde el nacimiento. Clara sabía doblar las servilletas de catorce maneras distintas, aunque ese talento no era útil en esta situación.

En su esfuerzo por parecer relajada y sin pretensiones, había comprado vasos de plástico y alquilado mesas y sillas plegables. Había llegado incluso a permitirle a Josh escribir en las invitaciones que cada uno llevase algo.

—Nadie de nuestra edad puede aparecer en una fiesta con las manos vacías sin sentirse como un gilipollas —le había dicho él—. Al menos deja que traigan cerveza.

Clara se había consolado preparando una gran cantidad de salsas para adaptarse a las preferencias alimenticias de todos. Ella seguía siendo la anfitriona y después del espectáculo que había montado en el casting, esta era su oportunidad de hacer amigos. De demostrarles a todos que no era una jefa ni una banquera, sino una de ellos. Con deliciosos aperitivos y una conversación estimulante.

Al acercarse la hora del inicio de la fiesta, Josh salió de su habitación con una camiseta hawaiana hortera.

—¿En serio vas a ponerte eso?

No sabía por qué se molestaba en preguntar. Echó unas frambuesas frescas en un cuenco de ponche.

—Pues claro. —Josh robó una pieza de fruta antes de que ella pudiera darle un manotazo para impedírselo y se la metió en la boca—. ¿Así te has vestido?

Clara se alisó la falda larga de su vestido vintage. Tenía el cuello halter y a ella le parecía encantador.

—¿No te gusta?

—No, sí me gusta. —Le recorrió con la mirada su figura—. Pero es blanco, y estamos a punto de celebrar una barbacoa en el jardín trasero, con ponche rojo.

Clara frunció el entrecejo. No había pensado en eso.

—A lo mejor podría ponerme el delantal mientras comemos.

Sacó del armario un montón de tela a cuadros y volantes y lo extendió para que lo inspeccionara.

—Parece de marca.

Se giró hacia la nevera y Clara vio que Josh llevaba una tirita en la sien.

Se puso de puntillas para examinar la zona magullada.

—¿Qué te ha pasado aquí?

Seguramente no se le había ocurrido echarse antiséptico.

—Nada. —Josh se apartó—. Que soy torpe.



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